Querido diario:
Cómo es costumbre cada vez que ocurre algo que marca mi día y me deja con la terrible sensación de quererme reir para no llorar, aquí estoy escribiéndote las choco-aventuras diarias que ocurren en mi vida; o como bien dirían mis amigos cercanos las «típicas luisadas», esas cosas que solo me ocurren a mi, aunque en verdad le pueden estar pasando a todo el mundo.
Hoy estoy pensando por qué a mis papás no se les ocurrió la fantástica idea de meterme a una escuela de inglés desde pequeña o, mejor aún, por qué a mí no me dio la gana de estudiar más. Por qué en mi adolescencia, cuando tenía esas ganas locas de comerme el mundo- las sigo teniendo- no me tomé en serio los consejos de los «teachers de la Universidad» y en lugar de calentar silla durante 5 años, hubiese aprendido cosas que definitivamente me hubiesen ahorrado muchos problemas ahora que vivo en el exterior, justamente en un país en donde hablan inglés.
Pero como aveces soy seguidora de la dichosa filosofía de dejarlo todo para después, aquí estoy escribiéndote avergonzada porque después de dos años en malta, aún hay días en los que lamentablemente amanezco con el pie izquierdo de las lenguas, y no sé por qué mi cerebro no conecta con mi boca a la hora de hablar, y termino haciendo cortocircuito en frente de la persona menos indicada. ¿Será mucho pedir que todos mis sentidos se pongan de acuerdo y me permitan hablar fluidamente inglés?
Lo que mal empieza….
Desde que me desperté esta mañana me han ocurrido una serie de eventos desafortunados que me llevaron mil veces a repetirme «Luisa, este no es tu día. Debiste seguir durmiendo», aunque rápidamente escuchaba una voz interna, la que es centrada, serena y algo espiritual, que gritaba: «¡tranquila, tranquila, respira profundo, cuenta hasta 10 y aplica la ley de la atracción! Respiré y me repetí silenciosamente que todo iba a pasar, aunque debo reconocer que lo que más se me venía a la cabeza era que la única ley presente en mi día era la de Murphy, que dice que todo lo que va mal, puede ir aún peor. ¡Lo veía venir!
No estaba equivocaba. Mi pequeño infierno se manifestó en forma de persona. Mi nuevo cliente empezó a explicarme cómo hacer formulas en Excel para el proyecto de hoy con una seriedad que ni yo entendía. Lo que él no sabe es que nunca he sido una lumbrera para la informática, ni hoy muy ágil para el inglés. Yo solo escucha el eco de una voz con acento inglés en tercera dimensión, mientras mis ojos permanecían inmóviles clavados en la pantalla del ordenador. Él pensaría que lo estaba entendiendo todo porque mi cuerpo parecía estar anclado a la tierra, pero mi mente estaba tarareando mi canción favorita para los días como hoy.
«Where is the moment we needed the most
You kick up the leaves and the magic is lost
They tell me your blue skies fade to grey
They tell me your passion’s gone away»
Sí, cada momento de mi vida tiene su banda sonora; y sí, esa sí la entono en muy buen inglés. ¿Entendiste Luisa?- me preguntó notando mi cara de ratoncito asustado, y ese fue el primer trágame tierra y escúpeme en mi casa de los muchos que dije hoy en voz baja. ¡Puedo apostar a que él no se imagina lo charladora e interesante que puedo ser en español!
No puedo entender por qué yo, que soy capaz de sacar mis dotes lingüísticos cada vez que hablo, lo más fluida que puedo, con mis amigos o con personas que recién conozco un viernes por la noche, cada vez que intento conectar 10 minutos seguidos de conversación con alguien que me pone nerviosa, no doy pie con bola como decimos en Colombia.
Ella y yo: Trágame tierra # dos
Si pensaba que no entender mis actividades laborales del día eran mi principal motivo de preocupación, conocer a la otra freelancer ya me terminó de rematar la poca moral que me quedaba. Ella que es finlandesa, que habla un excelente inglés, como si fuera su idioma natal, y que es habladora y carismática por exelencia, hizo que en mi mente empezarán a bailar señales de alarma «Warning, warning, me van a echar». Las comparaciones son odiosas, lo sé, pero es dificil mantener la confianza en uno mismo cuando vemos que todo va a peor. Ella súper fluida, y yo una especie de caverniculina, como tiernamente me llamo en momentos como hoy.
¿Será cierto eso que opinan todos los extranjeros que dicen que los hispanohablantes somos malísimos para los idiomas y que el inglés nos toma un poco más tiempo de lo normal? En mi defensa diré que no he ido a ninguna escuela y que todo lo que sé lo he aprendido, como dirían los que viajan y luego hablan de sus métodos de aprendizaje,»meramente en la calle», porque ya saben que en mi casa, con un novio español, es como difícil cambiar el idioma.
Del día que se acaba, gracias a Dios, me llevó: la mirada de mi jefe; una mezcla entre pesar, ternura y desespero, y mi mirada, una mirada que pedía a gritos terminar de publicar el contenido para poder agarrar mi bolso y correr, disimuladamente, hacia mi casa.
«Cause you had a bad day
You’re taking one down
You sing a sad song just to turn it around»
Espero que mañana, que es martes, mis neuronas entiendan que se acabó el fin de semana y se dispongan a trabajar, y me dejen trabajar.
Querido diario en realidad no sé por qué en días como hoy me resulta tan dificil poder hablar fluidamente inglés. ¿Por qué es tan difícil?
Ay Lulu me hiciste reír!!!Es tal cual, cuando es algo importante uno entra en pánico y que difícil es hablar Ingles! Pero como ya hemos hablado son días… mañana será otro seguro mucho mejor y hablar Ingles como cotorra. Siempre tenemos de ejemplo mi «stop with de noise ! jajajajjjaja
Cada dua es diferente…prima la aptitud la sed de luchar de enfrentar lo que sea como sea..y aplucar lo q me enseñó mi Exjefe una vez Mate y despues vea a quien Mato….no lo entendi enun principio pero cuando me gritaba solucione solucione Arrazola como sea y con lo q pueda o es q le quefo grande….jijioji Sacudase mama diga Yo Puedo Yo lo lograre Yo lo hare