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Hoy estaba redactando un artículo en el trabajo sobre algunas fotos históricas que marcaron un gran acontecimiento en el momento en que sucedieron, y vi una que realmente llamó mi atención. Era una foto de Gandhi, para ser más exacta, una que contenía las pocas cositas que él dejó antes de morir, sus únicas posiciones. Y no pude evitar cuestionarme el por qué los seres humanos pasamos la vida tratando de tener y tener cosas que definitivamente no necesitamos, para ganarnos dolores de cabeza gratis, excesos de cortisol en nuestro cuerpo y días en que nuestro estado de ánimo se resume en una etiqueta de Facebook con la frase «Winterblue». Todo para luego perder la vida en el camino y morirnos como mueren todos, sin nada, llevándonos únicamente lo que fuimos en el recuerdo de los demás….
Esta semana ha sido particularmente agobiante para mi, llamémosla «Mi semana Murphy». Un mes en Malta, y se me había olvidado lo difícil que a veces puede ser volver al mundo real con su ajetreo y su ritmo diario: adaptarse a un nuevo país, conseguir trabajo o mantenerte en él, saber llevar una casa con todo lo que eso implica, sacar tiempo para la mujer trabajadora, la bailadora, la que le gusta el yoga, la escritora, la hija, la hermana y amiga a distancia, y la novia. Llevaba 3 meses en la comodidad de mi hogar, sin preocuparme por nada menos que abrir mi boca para contestar «ya bajo» cuando me llamaban a la mesa, o hacer planes para aprovechar los 90 días que estuve en mi país.
Ahora, con la imagen de mis vacaciones ya lejanas, y mi ánimo un poco loco y cambiante por las preocupaciones diarias, sólo puedo decir que cuesta mucho ser una niña grande, aunque a su vez son nuevas etapas que todos deberíamos vivir, unos la empiezan un poco más temprano, como yo, otros quizá más tarde, pero generalmente todos, en nuestros distintos escenarios, las enfrentamos.
Quiero ser más como Gandhi, dejarme llevar por la vida como cometa en el cielo, menos problemas y más soluciones, menos dolores de espalda a causa de palabras que no grita mi boca pero si mi cuerpo, y detenerme de una vez con mis quejas repetitivas que sólo me llevan al mismo círculo, engañan a mi mente y fastidian a los demás. Pero toma tiempo, porque somos más del mundo, de la clase de personas que no entienden que hay cosas que sencillamente, y por más que queramos, no podemos controlar porque no hay vidas perfectas. La vida así testaruda y maravillosa como es, no deja pasar ni un día en vano sin antes habernos enseñado una lección, así sea aprender a desarrollar grandes dosis de paciencia, como ahora lo estoy haciendo yo.
Quisiera ser más como Ghandi y menos como yo…
Yo creo que soy «mas rrara». No guardo nada, todo lo que creo que no vale lo tiro. Ni compro ropa cara. Prefiero gastarme el dinero llendo de viaje con mi pareja o cenar e ir al cine no Se 😉 . Lo único que me gusta guardar son las fotografías de mis viajes . Tengo miles y cientos de fotografías jajaja
Creo que debemos dejarnos llevar por nuestros sentimientos y por la vida sin tener tanto apego a las cosas y a ese afán de tener más y más, porque como tu bien dices al final del camino no nos llevamos nada. Me ha gustado tu post. Un saludo.
Gracias por leerme!!!
Creo que todos deberíamos ser como Gandhi. Tras la muerte de mi madre aprendí que de todo lo que una persona guarda a lo largo de su vida «por si, y si» sólo quedan los recuerdos, las vivencias y todo el amor que nos ha dado. Poco más importa y aunque queramos recuerdos físicos que nos ayuden a tener más cerca a esa persona en realidad sólo su esencia perdura y es lo más importante y lo que nos llevaremos también nosotros a nuestro lecho de muerte. Una bonita reflexión la tuya. Muaks
Las experiencias nos enseñan siempre, así sea a las malas.. gracias por leerme
Practicar el desapego es algo que en esta generación hemos de hacerlo con urgencia, pensamos que contra mas poseemos mas valemos y no tiene nada que ver. Somos lo que que somos y no lo que tenemos. Me a gustado mucho tu reflexión
Gracias por leerme Pilar, un saludo
A veces nos empeñamos en querer tener las últimas novedades en todo y no nos damos cuenta del precio tan alto que pagamos para conseguirlo con el único bien mas preciado que tenemos que es el tiempo.
A mi también me cuesta mucho volver a la rutina. La gente dice que viene de las vacaciones con las pilas cargadas pero yo es al contrario como pierda unos días el hábito luego me cuesta una barbaridad volver a conectar.
Sí, los seres humanos vivimos con muchas dependencias, pero poco a poco debemos irlas dejando para fluir más. Gracias