«Me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí!, y en eso soy irreductible, no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar pierden el tiempo conmigo las que pretendan seducirme!».
Así comienza la que considero mi película favorita de todos los tiempos, y gracias a la cual me enamoré locamente de la poesía, en especial de la del gran Mario Benedetti.
La he visto mínimo 10 veces y cada vez que lo hago vuelvo a sentir esa emoción que me hiela el cuerpo y me pone en sintonía con el amor.
Esta peli, estrenada en Mayo de 1992 y dirigida por el argentino Eliseo Subiela, logra su objetivo: hacer volar al espectador. Nos hace volar con su argumento, que no es otro, que el mismo que día a día perseguimos muchos de nosotros: encontrar a aquella mujer o hombre que nos haga volar y vivir el amor de otra manera, una más libre , sin miedos ni perjuicios, un amor más pasional.
Los poetas Mario Benedetti, Juan Gelman y Oliverio Girondo, le dieron vida a Oliverio, un poeta bohemio, medio arruinado, con múltiples personalidades y con muchas dotes de Don Juan, a quien la muerte le besa los pasos y la soledad le rige su suerte. Un poeta que, aunque pasa sus noches con cualquiera, busca encontrar bajo sus sábanas a ella, la mujer que haciendo el amor lo haga volar.
La magia de la escenografía, los diálogos poéticos que te ensueñan y te ponen a filosofar, y la vida, tan propia, tan diferente, de cada protagonista, te introducen, por dos horas, en el mundo de un poeta; en donde puedes ver las cosas a través de sus ojos y a latir al son de las palabras que dicta su corazón.
«Nunca veas a una puta con luz de día», es una de las frase que más me gustó de Ana, la puta que iluminó el lado oscuro del corazón de Oliverio. Ella, interpretada por la actriz argentina Sandra Ballesteros, nos muestra a una mujer sexi, decidida y rodeada de una gran soledad. Una superviviente, que después de perder a su esposo y verse víctima de una guerra tuvo que recurrir al trabajo de «cenicienta de saldo y esquina», como diría el maestro Joaquín Sabina, para encontrar un medio para mantener a su hija.
Ella ama y siente los mismos sentimientos que Oliverio. Es amante oculta de la poesía y aunque no lo diga, ella también quiere sentir el amor, aunque encontrarlo signifique perderlo, pues en su caso, el miedo a dejarse ser, puede más que ese sentimiento que nació entre los dos.
¿Cuántas veces no hemos pasado por esa misa situación?…
Darío Grandinetti, quien personificó a Oliverio, confesó en una entrevista, que después de dos meses de incertidumbre, ganó su papel tomando vino y hablando de mujeres con el director. Entre ambos trabajaron en la creación de una maravillosa película que no formula una única respuesta sino que nos deja con muchas preguntas y anhelos que debemos tratar de responder e interpretar.
Qué sería de un poeta sin su musa, sin la muerte, sin las noches de lujuria, sin la melancolía, sin la locura que no es otra cosa que una vida vivida…
Termino este artículo con este párrafo del poema Espantapájaros, de Oliverio Girondo (con el que inicia la peli aunque esta parte no aparece dentro del Film) «¿Después de conocer una mujer etérea, ¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre?».
PD: Para ver la pelí y no aburrirte en el intento, tienes que sentir así sea un mínimo interés por la poesía o estar interesado en entenderla.
Me ha gustado mucho tu entrada, también soy admirador de Benedetti. También tengo un blog catársico que no sigue nadie (el mío digo). Ojalá consigas esas grandes cosas que te dijo tu papá. Saludos.
https://acto-poetico.blogspot.com/2014/10/telaranas-de-girondo.html
hola Javivi, muchas gracias por tu comentario. Y sí, benedetti es lo máximo!
Excelente presentación , te felicito, estas hecha para grandes cosas
¡Gracias papi! 😀 muak